Anoxia olavarriense.

Una autopista arriba de un castillo de arena, el que pestañeo sumergido en la sumisión, el nuevo clima de algunos, los juegos de luces intermitentes.
Resulta ser que hubo un arreglito, quizás varios, puede que una sorpresita para algunos, asegurase una tajada para otros.
Entonces así vamos y aquí estamos, detenidos en el primer examen.
Que suelten las riendas y que la bandera encandilé al propio cielo, que lo empape en pasión ultra sincera.
¡Que por fin, seamos una ciudad que explota lo bueno que tiene!

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©2009 Augusto Rivarola | by TNB