La zapada y el final de Habemus bar.

Llegó el final que nadie esperaba y allí quedo Habemus Bar, entre la gloria y los sueños rotos, entre un montón de ilusiones que deberán armonizar en otra parte para cumplirse y llevarse a cabo.
El domingo 31 de enero, Habemus Bar dejó de existir en lo físico y paso a ser historia, la noche fue impactante y hasta el clima colaboro con ello que ayudo para que las veredas de las inmediaciones del local fueran copadas por personas de diferentes ámbitos.
La energía de unos 50 músicos presentes detono todas las expectativas y la noche fue un show tras otro show en una combinación de azares que llevo a escuchar melodías impensadas para los alli presentes y espectantes amigos de la música.
Como siempre pasa cuando un evento crece en magnitud en tan poco tiempo, hubo desorganizaciones y disgustos que llegaron hasta estos oídos de parte de algunos colegas que se mostraron en pleno disgusto.
Se noto por partes una unión incondicional entre diferentes grupos y en otros momentos una gran ruptura en las relaciones musicales entre colegas que se quedarón afuera de la tocada, valla a saber uno por tal o cual motivo.
A todo esto, este cronista agrega e incita a llevar a cabo una consolidación del grupo de interpretes musicales olavarrienses ante la innegable desaparición del bar más rockero de la ciudad y la urgencia que vivimos al escasear los lugares para expresarnos.
Habemus Bar fue el espacio donde las oportunidades eran reales y no existía ninguna traba para poder desarrollar el trabajo de las bandas, donde se podía trabajar en plenitud y con una hospitalidad que no se registra todos los días.
Más allá de los disgustos, las alegrías y la irremediable tristeza de la extinción del bar de todos, la noche fue sublime en todo aspecto y ante la imperfección, invito nuevamente a reflexionar a aquellos que quizás hoy se dan cuenta de que sus actos no fueron los más solidarios e imposibilitaron complementar con otras almas allí presentes.
Hay que acotar que Pablo Pais fue el sonidista de la noche, el cual puso muy buena onda y una disposición insaciable ante los demás colegas.

Cabe agradecer después de tantos años a Tito Mateo por luchar por este proyecto y a todos los que hicieron o pasaron por Habemus Bar.
El equipo de Olavarría Rock estuvo allí y declara en emergencia al rock local que está quedando sin lugares para tocar, sin lugares para ser y para expresarse y eso no puede pasar.

La unión hace la fuerza.

Augusto Rivarola - 1 de Febrero

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