Situaciones.


Las situaciones son encuentros exactos en tiempo, espacio y dimensión donde por poder divino o propio nos vemos involucrados, quizás por el simple hecho de poseer vida y caminar por ahí como animales que olvidaron la conciencia ni sentido común.
Cuando me refiero a las situaciones estoy obviando o siendo poco especifico sobre los encuentros particulares, aquellos que se roban los colores que le pertenecen al ocaso, se guardan en los bolsillos rotos los trazos blancos de los picos de las montañas fueguinas y guardan en una caja de cristal los arco iris que aparecen y se esfuman luego de "La tormenta", está misma que hace llover el cielo de distintas maneras, que invita al fuego a copar el cielo y vestirse de nubes insolentes, que después de hacer lo que debian hacer, terminan inundando estos particulares ojos.
Al tiempo del inescrupuloso crimen y luego del huracán de vibraciones, todo intento de interpretación de la suma de estos factores, pareció inútil y hasta estúpida, no podría existir un futuro sin estas intensidades elementales que ellas brindan y dejarían de nacer nuevas sensaciones para volver a lo mismo de antes, al terror insípido, que no ofrece ninguna experiencia ni enseñanza, a la separación desafortunada que siempre fue la etiqueta perfecta para está tormenta y al desencuentro, que funciona como cliente mayorista en estos cuerpos y alimento de está situación.
Se asfixia la cama al no darle ni un respiro, al sudar sobre ella sin cesar y dejando que nada importe, se asfixian los poros porque ya no pueden expulsar las torturas que el recorrido de las lágrimas determinaron, se tapó la boca del que siempre hablo y nunca dijo nada, y empezó a sentirse la distancia aún más, cuando por suerte y desgracia sabemos bien que la distancia forma parte de la ausencia y la ausencia ayuda a resurgir palabras de está índole, que terminan en plegarias baratas para una sintonía perfecta que no fue y resultó inherente en algún momento, aunque nunca se despegó de la realidad recíproca, pero ficticia por estos días.
Allí está, invadiendo todos los días, fermentándose en los lugares que los vieron pasar, pudriéndose con el tiempo en las situaciones que amedrentaron ellos mismos, los arboles que quedarón callados pero escucharon todos los discursos y diferencias entre la luna y el sol, entre el polo norte y el polo sur cuando intentaban acercarse y lograr un complementó quasi imposible, imposible de pensar e imaginar, pero que no escapa de ninguna ley de la física, más que la que ellos vomitan para encontrarle alguna razón al muro incondicional que allí demuestra ser el imperioso y maquiavélico personaje de está cinta.
La pared que desvirtuó todo, fue la misma de siempre, la que en tiempos de sol creo una sombra por las mañanas en el oeste y apago toda la ciudad por las tardes en el este.
Ahí, perdiendo el norte y olvidandome de cualquier interés por ubicarm en este mapa, en está historia estoy parado sin salida y sin sueño, amando y odiando la noche. Despertando siempre, mirando el mismo techo y olfateando la misma humedad.

Situaciones, Por Augusto Rivarola.

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