El fantasma.

No hubo mejor canción está mañana que la primera que se reprodujo sola, sin que mis manos interfirieran, quizás cualquier canción de mi discoteca me venia bien para este día hermoso.
Cuando duermo, hay una brisa que recorre mi habitación. Un frió decapitante y una sonrisa ajena se forman cuando la pared lo hace curvar si o si para seguir su trayecto. Al parecer armoniza con todo este escenario y no queda fuera de lugar, es bien invitado a este circo romano que seguramente tiene que terminar con la muerte de uno de los dos.
El fantasma acecha, muerde sin piedad y sin que yo lo sienta, destruye, se ríe, se jacta de su integridad pero al fin y al cabo es solamente un fantasma más. Disfruta, injuria, hiere, se vuelve totalmente hiriente pero no deja de ser solamente un proyecto de mi imaginación, una imagen que no puede ser expulsada y que no vive sin mi, un paradigma total si me pongo a pensar que está por caer otra vez la noche y el puede volver.
Durante el día, suelo cruzarlo, alternativamente por diferentes lugares en los cuales siempre como espejo funcionan para hacerme recordar, digamos que sos unas 100 pantallas solares las que en esta primavera que se está acercando, empiezan a proyectar la película que no puede ver porque está ciego.
Hablemos de su ceguera:
Es tan ciego porque sólo ve lo que quiere ver. remarcó Lennon en alguno de sus escritos o canciones, no lo recuerdo muy bien, pero tenia razón en cuanto a eso. Al parecer, sus ojos se tapan para no ver la realidad, quizás la consecuencia de realizar semejante tarea seria su desaparición y el no quiere desaparecer, a el no le interesa eso. Como si viviera en Sexto sentido, todavía no siente que su misión termino y bueno, yo lo aprecio, que se quede un rato más para seguir jugando, total entre botella y botella nos vamos poniendo de acuerdo.
Mi fantasma como muchos otros, escapa por el día para tener su propia vida pero vuelve por las noches. Te hace poner inquieto mostrándote su segura inseguridad, desaparece por un tiempo pero cuando menos lo esperas regresa invicto, sacude las sabanas y te roba las medias como amuleto persa y disfruta que vos te extrañes, disfruta que vos te extrañes de todo ese suceso.
Pero bueno, al parecer, los fantasmas no se pueden matar, no se pueden odiar, no se pueden desdichar ni embrujar, solamente se pueden ignorar, aceptar la realidad, llevarlos a dar un paseo en auto y convidarles un cigarro. Hay que amigarse con esos viejos fantasmas, hay que crecer.


Augusto Rivarola

El grito (en noruego Skrik), es el título de varios cuadros del noruego Edvard Munch1863-1944). La versión más famosa se encuentra en la Galería Nacional de Oslo y fue completada en 1893. Otras dos versiones del cuadro se encuentran en el Museo Munch, también en Oslo, mientras que una cuarta versión pertenece a una colección particular. Munch realizó también una litografía con el mismo título.




1 comentarios:

Anónimo dijo...

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