Ausencias (Noches platenses, que algún dia seran habitues)


Ausencias. Así como cuando se buscan certezas, muchas veces se generan más que dudas, otra vez despabilado caminaba por el mismo pasillo que iba a encerrar todos sus sueños. Con el orgullo en la mano derecha y un cuchillo en la izquierda (un poco desafilado) vivía amenazando a su propio corazón con matarlo para siempre para dejar de sentir aquel estruendoso palpitar. Ajeno a todas las miradas que podía recibir y con certeza de saber lo que estaba haciendo se iba involucrando mucho más con su cabeza que con su alma. Encontrar los caminos no significa saber, sino tener la posibilidad de cuando todo se termine darse cuenta que finalmente estábamos acertados sobre ese leve pensamiento que quizás si hubiera sido influido por otras cosas no le habríamos prestado atención. Y volvió su mirada de repente al mismo sitio, asfixiado y con los ojos cruzados no definía con lucidez el momento exacto en el cual estaba parado, pero su cabeza mantenía la certeza de saber a qué momento le gustaría volver. ¿Obedecer el sentimiento o arrancarlo de raíz? Esa es la pregunta clave que por sus activas neuronas volvían a plantarse sin chance a esquivar. Caminando debajo de la llovizna que volvía a bajar desde el cielo (como si esa parte ya la hubiese vivido) no abandono firme paso que mantenía porque estaba más que claro que lo único que a él importaba era llegar por fin. Pedir y rogar la caridad ajena era una de las formas que podía encontrar para abrir el paraíso de todas esas fotos que necesitaba ver pero jamás fueron sacadas. Las suposiciones inexactas no lo ayudaron, al menos hasta ahora. Dar un paso y atreverse a saltar las alturas, como dijo Mao Tsetung, no sería una mala idea.

La Plata – 11 Abril 2009.


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