La sustancia burocratica que no duerme en los laureles de un viejo bar, en una ciuidad dormida que no descanza nunca.

La diferencia, ademas de ser tecnicamente necesaria, admite un margen de tolerancia muy alto. Digamos que la etimologia de la palabra hace que a veces no nos arriesguemos a destacarla por si misma y fundamentarla con argumentos insolito, haciendo incapie en nuestra incredulidad para quedar mal parados.
La distancia de la palabra y el hecho es mucho más grande que toda la mismisima burocracía, bien dicho está que perro que ladra no muerde, pues para las injusticias no existen los avisos.
La transferencia de los sueños a un papel o al mismisimo dia hacen que el corazon de los que entienden el lenguaje se sobresalte de felicidad y aumente en si mismo la adrenalina del ferboso acto de protejernos de nuestros propios ecos.
Y ya que hablamos la insiginificancia de nuestra vida en nuestro mundo, pero jugando al juego del saber que somos complices de nuestras audacias y de nuestras derrotas y las mismas consecuencias son consecuentes a las consecuencias de los consecuentes que varias otras entidades nos acercan.
No da gracia ir perdiendo la confianza, pero sosobrar al instinto animal y perder los principios, regresar a la nada te daria un toque de distinción, entregarias el culo para no quemartelo, morderias la manzana antes de lavarla por el simple hecho de no seguir tu corazon.
De que sirve todo eso si al fin y al cabo existen tres oportunidades para hacerlo, tres, dos, una vez.
Son las oportunidades para rescatar a nuestro corazon.
Quizas sean las ultimas.
Cuando alguien sigue a su leyenda personal, todo el universo conspira para poder hacer realidad esa leyenda.

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