Plaza San Martin.


Sonrió mientras apoyaba el pie derecho al pegar la media vuelta
fue algo así como un pasito que sucedió sin ensayar
un momento inesperado, que disimuladamente esperó.
Antes que la perdiera de vista y de que se preguntara cuando seria la próxima vez
sacó un cigarro Parisino, deseaba llenar la calle vacía
caminó el puente movedizo, recordó que juntos ya lo habían caminado.

De noche o de día, adoro en plenitud las imperfecciones, embelleció el contexto sin saberlo.
Se ahorraron explicaciones, sucesos e intermediarios
en una pared decía; La mejor canción se escribe todo el tiempo
el rabioso ciclo de energías que nos une, separa, cree y obliga a creernos.

Empezó como siempre a destituirlo de todas sus posturas
le arrojo una bomba a su ego, ¿tanta gracia podría causarle?
¿somos los mismos, los mismos de siempre?.

Siguió procesando sus ideas, leyendo sus miradas, adelantandose a la jugada
destiño sus ojos al fin de una mirada, le broto un ruido en la almohada

lleno de conclusiones su imaginación
se despertó sin dudarlo, supo la respuesta, soño y se estremeció, una y otra vez.




Se dice que jamás lo habían visto así, que era indescriptible su efusividad.
El tiempo no hace de nosotros lo que somos ni intento hacerlo nunca, podemos estar estáticos, ver como las agujas corren, y seguir iguales, sentados, parados o corriendo en direcciones extrañas sin sentido alguno, sin una carteleria acertada que nos indique para donde disparar. Es en nosotros mismos donde el tiempo circula, donde gira como una ruleta y esta en nuestra aptitud frenar el juego, dejar todo ciegamente y ganar la apuesta.



Música de fondo: Shine on you crazy diamond - Pink Floyd






0 comentarios:

 
©2009 Augusto Rivarola | by TNB