Carta al pueblo Argentino. (Subcomandante Marcos)


Carta a los argentinos (sin puntos ni rayas)

Hermanos:
Aquí estoy tratando de escribir unas líneas donde pueda darles a ustedes a entender lo que estamos haciendo y sintiendo en estos días y en estas madrugadas que nos oprimen. Ocurre a veces que a uno se le olvidan esos puntos y rayas que en los mapas marcan las fronteras.
Y ocurre también que uno recuerda la historia, esa que tiende obligatoriamente a ignorar esos puntos y rayas, y entonces uno que es distraído o distraída, como vos o como yo, que me escuchas o me lees; y entonces uno se entusiasma por cosas que ocurren bajo el mismo cielo, sobre el mismo suelo. Pero entonces vienen los puntos y las rayas y nos dicen que ese entusiasmo tiene un allá y un acá. Y vaya, esa es una fea forma de arruinarle a uno el entusiasmo. Vos vivís en Argentina, que como todos saben, es el lugar en el que el tango, el churrasco y la nobleza no escatiman. Todos los científicos saben que la música, el baile, la comida y el sentimiento son ingredientes fundamentales para la construcción de eso que algunos llaman utopía, pero que es posible y es necesario: un mundo nuevo, es decir, mejor.
Aquí en México, lugar de transgresores del olvido y profesionales de la esperanza, hay algunos seres humanos que nos hemos propuesto desvelar a los poderosos haciendo una fiesta que algunos despistados llaman alzamiento y que no es otra cosa que el baile común de la dignidad. El baile en el que es ser humano es, y es humano. Y ese argentino por accidente y latinoamericano por vocación que se llama Juan y se apellida Gelman ha dicho que podemos ser contemporáneos sin importar la época y la geografía si encontramos, “y -esto ya no lo dice Gelman pero lo digo yo- que soy mexicano por accidente y latinoamericano por vocación”, si encontramos que la dignidad y la ternura que no se excluyen sino que son contemporáneas; así, pues, puesto que entusiasmo, tango, churrasco y nobleza, dignidad y ternura, y no obstante los puntos y rayas que nos oprimen, queremos decirles que Durito y un servidor hemos formado el comité argentino de solidaridad con la lucha del pueblo argentino. Y para ingresar a él solo hace falta tener un poco de vergüenza y repudiar decididamente los puntos y las rayas y proponerse con dignidad y ternura voltear el mundo entero de cabeza, en el entendido de que el resultado será infinitamente mejor que el que tenemos y que con buena sacudida se caerán algunos cretinos, esos que abundan aquí y allá.
Después procede poner el mundo al derecho, cosa que se consigue, paradójicamente, con la izquierda. El resultado es desconocido todavía, pero es seguro que un hombre y una mujer que no luchan por el cambio no merecen más atención que la que requiere un auto descompuesto.
Vale, pues, podéis enviar vuestra solicitud de ingreso a donde se os ocurra, siempre y cuando os deis por enterados y os echéis a andar. No olvidéis que mirando a México miráis un espejo.
Vale. Salud, y que la tierna dignidad alcance a borrar tantos y tan absurdos puntos y rayas.
Desde las montañas del Sureste mexicano Subcomandante Insurgente Marcos
P.D.: Saludos a Córdoba y Rosario. A ellas les pido que me aparten una pieza de tango para mí y a ellos que aparten una buena pieza de asado para Durito.

Vale de nuevo.
Adiós.

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